En los últimos años he podido ver cómo algunas personas han cambiado su forma de tratar a los caballos. Ha sido un cambio favorable que demuestra que no hay por qué someter a un animal a todo tipo de torturas y sufrimiento para domarlo. Lo importante es comunicarse con él, transmitirle que no somos peligrosos y que no hay razón para defenderse, de forma que nos acepte. Pero ésta no es la cuestión.
He podido observar cómo se pasa de un extremo a otro en la doma: de matarlos a palos a tener animales malcriados y consentidos. Esto último se debe a una mala interpretación del término doma natural. Esta no consiste en dejar que el caballo haga lo que se le antoje, sino en establecer unos patrones de conducta y una relación con el caballo en la que dueño y animal tienen cada uno tiene su sitio. Hay que educar, NO malcriar. Aquellos que no disciernen entre estos dos conceptos están tirando piedras sobre su propio tejado, o peor aún sobre nuestro tejado.
El término “doma natural” siempre suscita comentarios de algún “listillo” que piensa que “no vale para nada”, “es una tontería” o que “a los animales no se les doma con besitos”…esto no demuestra más que su incultura sobre el mundo del caballo. Sin embargo, hay quienes la critican por lo que han visto, y es que es cierto, que algunos no tienen término medio: o se pasan, o no llegan.
Un ejemplo entre tantos de esta falta de mesura: un herrador pide al dueño que le traiga al caballo. Éste abogando que es fiel seguidor de la doma natural le explica que tendrá que esperar porque no va a forzar al caballo, así que se sienta en medio del prado con una manzana en la mano y espera que el caballo se acerque para cogerlo. El caballo se merienda una bolsa de manzanas antes de que el dueño consiga hacerse con él y el herrador espera atónito una hora antes de poder ponerse a trabajar. ¡esto no es doma natural! ¡¡esto es malcriar!!
Mucho más lamentable es el caso de ciertos domadores naturales o racionales, que acuden a la llamada de un propietario desesperado porque su caballo no para de encabritarse y no se deja montar. El susodicho domador va a la cuadra y antes de tocar al animal se pone unos guantes de cuero, ¿creerá que así tiene mejor tacto y compenetración con el animal?. Sin hacer apenas preguntas sobre en animal y viendo únicamente el box es capaz de asegurar que lo único que necesita el pobre caballo es salir más a menudo (casualmente ese caballo sale casi todos los días) y no forzarlo. El propietario paga la generosa minuta por una sesión de 15 minutos y hace caso al “domador” y como resultado en una semana aterriza en el centro de un picadero con el brazo roto. El caballo se vende y al cabo del tiempo un veterinario le diagnostica un problema en la espalda causante de un dolor agudo cada vez que se le montaba.
Sólo pido que seamos conscientes de lo que hacemos ya que con nuestros actos podeos perjudicar a mucho,s y que busquemos la ayuda de aquellos que realmente saben. No incluyamos a todos en el mismo saco por la inconsciencia de algunos. Sería un lamentable error. Informémonos, vayamos a cursos y leamos pero no nos excedamos de nuestras posibilidades. Lo importante no es hacer clásica, vaquera, salto o doma natural, sino tratar al caballo de forma adecuada.
Por último quisiera dar las gracias a Lucy Rees, Monty Roberts, Klaus Ferdinand, Chico Ramirez, Pat Parelli y Checho Pardo, que han contribuido a cambiar la forma de actuar de muchos en nuestro país y a que veamos a los caballos como lo que son: unos bellos animales y no un mero objeto de trabajo.
Un Saludo.
martes, 9 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Chapó!
Totalmente de acuerdo tanto a nivel del mundo del caballo como en el mundo de la educacion animal en general. O casi de la educacion a secas diria yo.....
Adelante con el blog!
Muchas gracias Tanis!!
Con el tiempo ire dandole vida a esto y tratando temas variados.
A ver si coje color y pongo mas cosillas.
Un saludo!!
Publicar un comentario